- Área: 110 m²
- Año: 2009
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Fotografías:Carlos Tobon
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Santa Elena es un área rural en las montanas al oriente de Medellín, Colombia
La zona esta compuestas por 17 aldeas llamadas “veredas”. La gente que vive en el valle cataloga a Santa Elena como una de las zonas con mejores vistas y temperaturas más frescas.
La mayoría de los terrenos alrededor de Santa Elena, incluyendo el bellísimo parque natural Arvi, pertenecen al gobierno y por ende son zonas protegidas por restricciones de densidad y ocupación. Así se ha garantizado que etas áreas permanezcan relativamente naturales y las maravillosas vistas se mantengan.
A las afueras de las villas de Santa Elena se presenta un paisaje con desarrollos de vivienda muy dispersos, fundamentalmente de viviendas vacacionales. Solo un pequeño porcentaje está compuesto por viviendas permanentes.
El terreno bien inclinado donde se construyo esta vivienda fue adquirido en compañía por dos propietarios diferentes. Uno de ellos ocupo la parte superior del terreno con una construcción de 300 metros cuadrados y 3 años mas tarde fui encargado para diseñar una cabaña que no se pasara de los 100 metros cuadrados en la parte inferior. En vez de proponer una estructura aparatosa o un monumento, opte por que la casa desapareciera y se fundiera con la exuberante naturaleza. Quería que el paisaje continuara su curso, por eso la casa es accedida a través de una pequeña y discreta seña sobre el techo de listones de madera. Un muro enchapado con mosaico de vidrio acompaña la escalera que conduce a la puerta principal. Desde arriba solo se perciben esos tres elementos en la cubierta, por eso decidí bautizar esta vista casi área con el nombre de fachada principal.
El mismo deck de madera continúa hacia abajo a diferentes alturas, dando origen a la segunda fachada o fachada de visuales. El dinamismo del volumen se traduce en el interior como marco para las diferentes variaciones del paisaje y por supuesto el carácter de los espacios interiores. Los materiales empleados se articulan siguiendo la misma dirección marcada por la pendiente del terreno y generando así una sensación de constante movimiento. El cliente tenía en mente un programa especifico de dos habitaciones (una a cada extremo) con su cuarto de baño, una cocina pequeña y una sala de meditación. Estos espacios se conectaron linealmente por una circulación perimetral. Las fachadas laterales están perforadas con una geometría que es abstraída de los bosques de pinos que se encuentra a ambos lados del terreno.